Resumen Acta XVIII Premio de Poesía Carmen Merchán Cornello/ Cazalla de la Sierra 2020

Reunido por videoconferencia (Cazalla de la Sierra, Alanís, Madrid, Castellón), en sesión celebrada el día 4 de julio de 2020 el Jurado que ha fallado el Decimoctavo Premio de Poesía CARMEN MERCHÁN CORNELLO-CAZALLA DE LA SIERRA 2020 compuesto por: Eduardo Merino Merchán, Jacoba Merino Merchán, Ma Victoria Montoliu Ulldemolins, Leopoldo Espínola Guzmán, Enrique González Pol y Antonio Parrón Camacho.

Al Premio concurren un total de 382 libros, recibidos en esta convocatoria, de manera excepcional, sólo por correo electrónico. Se hicieron varias selecciones previas, de 46, 25 y 12 libros, de las cuales se fue informando en los canales habituales.
El Jurado, que ya disponía de los 12 libros previamente seleccionados, valoró sus méritos y tras varias lecturas, deliberaciones y reflexiones decide por Mayoría otorgar el premio al libro Lo que de amor yo sé. Abierta la plica correspondiente, el libro ganador resulta ser de Ricardo Bermejo Álvarez (Fuente de Cantos, Badajoz, 1961; residente en San Fernando, Cádiz). Autor de una amplia obra poética y galardonado en prestigiosos premio de poesía. Bermejo había ya obtenido nuestro premio en 2010, cuando éste se convocaba en la modalidad para un solo poema.
Los libros que han optado en su fase decisiva al premio, además del premiado, han sido los que han concurrido bajo los lemas o títulos siguientes: Sí, logos y Noticia del asedio.

Informado telefónicamente en el mismo acto el poeta del otorgamiento de su premio, el Jurado procede a su disolución en la tarde del 4 de julio de 2020. El libro que ha obtenido el XVIII Premio Carmen Merchán  Cornello/Cazalla de la Sierra estará disponible en parte para su lectura en la página web de la Asociación convocante, www.carmenmerchan.com, una vez que sea editado en papel.

El acto de entrega de los premios tendrá lugar, si las circunstancias sanitarias no lo impiden, en la noche del martes día 12 de agosto de 2020 en Cazalla de la Sierra, con presencia del poeta premiado.

(nota: El Jurado quiere agradecer la colaboración en diversas tareas de Luis Miguel Benito Benito, Víctor Carrascal Fuente, y Emilio Merino Merchán. Así como las atenciones recibidas en la Biblioteca Pública San Juan de  la Cruz, y por la Alcaldía y Concejalía de Cultura de Cazalla de la Sierra)

Cazalla de la Sierra, 4 de julio de 2020

 

Libro ganador

Lo que de amor yo sé de Ricardo Bermejo Álvarez.

A continuación se reproducen 2 de los poemas pertenecientes al libro.

Mi corazón y el mar

A veces el amor me parece infinito,
tan minuciosamente inmenso y prodigioso
como las caracolas donde resuena el mar.

Entonces me enamoro de detalles minúsculos,
de, por ejemplo, cómo les hablas a los álamos
o caminas despacio, funambulescamente,
junto al río de la vida.

Y también me enamoro
de escoger las palabras con que intento decir
que a veces el amor se parece a la angustia
sin fin e irremediable del verso de Machado:
“Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar”.

A veces el amor parece estar de vuelta
de imposibles confines a los que no hay distancia
y me ofrece un adverbio de lugar junto a ti.

Entonces me enamoro de un bisiesto año luz
o ver girar los radios de nuestras bicicletas
mundo a través, de paso hacia nosotros mismos.

Y también me enamoro
de la mirada párvula, sin rumbo y sin destino
con que escrutas el mar resumido en un atlas
o contemplas la ausencia que se augura en el aire
cuando se ha disipado el humo de los barcos.

A veces el amor se parece a la magia
de nevar los almendros sobre el pecho de marzo
o sacarse del sueño un pañuelo interminable.

Entonces me enamoro de lo que no comprendo
pero me maravilla: de los tonos flamantes
con que la primavera repinta el mundo y tiñe
tu voz de transparencia.

Y también me enamoro
de ver llegar cigüeñas a las torres del pueblo
o de puntear la diéresis de esta íntima palabra
cuyo vuelo retorna del helor de otro río
cual alma fugitiva que viene a dar canciones.

Y a veces el amor no se parece a nada
de lo que sé o conozco
y es un escalofrío
al final de las tardes dulcemente lluviosas.

Por eso me enamoro, sin darme apenas cuenta,
del vaho de la vida que empaña la ventana
desde donde te miro llegar a este poema
con tu luz bajo el brazo.

Y también me enamoro
del lapso de penumbra que precede a las lámparas
o de oírte decir, como si declamases,
que a veces el amor se da un aire a los sueños
leídos en voz alta

y a esta melancolía.

Modus amandi

“… est amare sine modo”
(San Bernardo)

Amar así: sin nada

que quitarse o ponerse,

sin costumbre de encajes,

sin perjuros susurros,

sin contar con refuerzos,

sin garantía que cubra

los daños y las pérdidas,

dejando en prenda solo

un mortal compromiso

con el tiempo:

la vida.